El agua es un recurso esencial en innumerables aplicaciones industriales, pero no toda el agua es igual. Su composición y características pueden afectar directamente los procesos productivos y la calidad del producto final. Uno de los parámetros más importantes a controlar en entornos industriales es la conductividad del agua, ya que influye en sectores como la industria farmacéutica, alimentaria, cosmética y metalúrgica.
En este artículo, explicaremos qué es la conductividad en el agua, cómo se mide y por qué es un factor determinante en los procesos industriales.
¿Qué es la conductividad en el agua?
La conductividad eléctrica del agua es la capacidad que tiene para conducir electricidad, determinada por la presencia de sales y minerales disueltos. Cuanto mayor sea la cantidad de iones presentes en el agua, mayor será su conductividad.
Se mide en microsiemens por centímetro (µS/cm) o milisiemens por centímetro (mS/cm), y su valor depende de factores como la temperatura, el tipo de sales disueltas y la pureza del agua.
Los valores de conductividad pueden variar enormemente según la fuente y el tratamiento del agua:
- Agua ultrapura (0,055 µS/cm)
- Agua desionizada (< 1 µS/cm)
- Agua potable (200-800 µS/cm)
- Agua de mar (50.000 µS/cm)
Importancia de la conductividad en aplicaciones industriales
En muchas industrias, el control de la conductividad del agua es un factor clave para garantizar calidad, eficiencia y cumplimiento normativo. Veamos su impacto en distintos sectores:
1. Industria farmacéutica
En la fabricación de medicamentos y productos sanitarios, la pureza del agua es fundamental. La Farmacopea Europea establece límites estrictos para el agua utilizada en la producción farmacéutica. Un nivel de conductividad inadecuado puede poner en peligro la estabilidad y seguridad de los medicamentos, afectando su eficacia y la salud de los pacientes.
2. Industria cosmética
En la producción de cremas, lociones y productos de higiene, el agua debe ser lo más pura posible para evitar impurezas que puedan alterar las fórmulas. Un agua con una conductividad elevada puede contener minerales o partículas que afecten la textura, estabilidad o conservación de los productos cosméticos.
3. Industria alimentaria
En la producción de alimentos y bebidas, el agua es un ingrediente clave. Su calidad y composición pueden influir en el sabor, la seguridad y la vida útil del producto final. Un control riguroso de la conductividad permite evitar problemas de contaminación y cumplir con las normativas de seguridad alimentaria.
4. Industria electrónica y fabricación de semiconductores
En la producción de circuitos impresos y componentes electrónicos, el agua utilizada en los procesos de limpieza y fabricación debe ser ultrapura para evitar la acumulación de residuos minerales que puedan generar cortocircuitos o reducir la vida útil de los dispositivos.
5. Metalurgia y tratamiento de superficies
En la metalurgia, el agua con una conductividad controlada se usa en procesos como el anodizado, la galvanización y los ensayos de corrosión en cámaras de niebla salina. Un nivel de conductividad inadecuado puede afectar la adhesión de los recubrimientos protectores y la durabilidad de los metales tratados.
¿Cómo se controla la conductividad del agua?
Para ajustar la conductividad del agua a los requisitos de cada industria, existen diversos procesos de tratamiento:
- Desionización: elimina los iones presentes en el agua mediante resinas de intercambio iónico, reduciendo su conductividad a valores extremadamente bajos.
- Ósmosis inversa: filtra el agua a través de membranas semipermeables, eliminando sales y partículas disueltas.
- Destilación: consiste en hervir el agua y condensar el vapor, eliminando la mayoría de los minerales y contaminantes.
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La conductividad del agua es un parámetro esencial en múltiples industrias, ya que influye en la seguridad, eficacia y estabilidad de los procesos y productos finales. Un control adecuado de este factor permite optimizar los resultados y evitar problemas derivados de impurezas y contaminantes.
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